¿Te has preguntado cuales son los hábitos de trabajo de tus escritores favoritos? ¿Que música escuchan cuando escriben, dónde lo hacen, cuantas horas pasan derramando palabras sobre el papel o la pantalla?

 Esta serie de entrevistas darán respuesta a algunas simples preguntas que hice a algunos de los escritores de novela negra más importantes de este tiempo.

 En este entrega Ricardo Bosque nos da a conocer algunos de sus hábitos como escritor. Que lo disfrutes.

Ricardo Bosque
Ricardo Bosque

 ¿Podrías presentarte y decirnos que escribes (cuento, novela, ensayo, ….)?

Soy Ricardo Bosque y nací en Zaragoza -donde siempre he vivido- hace exactamente medio siglo. El trabajo que me da de comer lo desarrollo en el ayuntamiento de mi ciudad y parte de mi tiempo libre lo dedico a juntar palabras en forma de novelas, relatos, reseñas literarias y algún artículo. Y otra parte de ese tiempo libre lo dedico a editar y dirigir la revista digital Calibre ,38, especializada en el género negro.

 ¿Cuántas horas al día escribes?

Menos de las que me gustaría, con dos pequeñajos de cuatro años corriendo todo el día por casa no se puede hacer más. Siempre que puedo y estoy con una novela, entre hora y media y dos, a poder ser todos los días.

 ¿A qué hora del día prefieres hacerlo?

Esta respuesta es complementaria de la de arriba: no es cuándo prefiero sino cuándo puedo, habitualmente de noche y, sobre todo, viernes y sábados. Y me gusta, no voy a negarlo.

 ¿Te fijas un límite en palabras, o en tiempo? ¿o no hay límite?

No, nunca. A veces me lo he propuesto y a la vista de que nunca lo he logrado he desistido de fijarme objetivos tan a corto plazo.

 ¿Cuándo escribes escuchas música? de ser así, ¿qué tipo de música?

Casi siempre lo hago, me gusta tener música de fondo, instrumental porque si tiene letra terminaría cantando. Jazz, étnica y clásica son mis favoritas, aunque a veces me permito -si la ocasión lo propicia- algo de pop o rock: The Cure, The Clash, Belle & Sebastian, Eels…

 ¿Qué tan seguido consultas Internet? ¿tienes períodos en los que te abandones totalmente al vacío de la Internet? ¿O te desconectas completamente de tu conexión a la red?

Nunca desconecto de la red, diría que soy casi un adicto. Como instrumento de consulta me resulta insustituible y, desde luego, como modo de estar en contacto con otros autores o con lectores que han tenido el detalle de leer alguno de mis libros.

 ¿Eres Técnico o Rudo? Se dice que los escritores pueden ser dos tipos: Rudos o Técnico. Los Rudos escriben una historia rápidamente, en completo desorden, caprichosamente, así como sale. Después, regresan a ella de nuevo, cuidadosamente, corrigiendo todo lo que es horrible o lo que simplemente no funciona. Los Técnicos escriben una frase a la vez, fijándose que todo sea exacto y correcto antes de dejarla para iniciar con la siguiente. Cuando terminan, terminan. ¿Eres alguno de ellos, o algo completamente diferente?

Me gusta esta división. Creo que más bien rudo en la primera fase, tratando de que todo fluya rápido, sin corregir casi nada, aprovechando el poco tiempo disponible al máximo para que la trama avance, y técnico cuando ya estoy en fase de reescritura, puliendo detalles y eliminando lo que sobra.

 ¿Comes mientras escribes?

Nunca. Acompaño la escritura con una bebida larga y un purito de vez en cuando, aprovechando para hacer una pausa si llevo escribiendo más tiempo de lo habitual.

¿Qué tipo de bocadillos o bebidas prefieres?

Bocadillos, casi todos. De jamón con tomate, por ejemplo. O de sardinas tampoco está nada mal. En cuanto a bebidas, vino con las comidas, cerveza por la tarde y, escribiendo, me mantengo absolutamente fiel al gin tonic, sobre todo los fines de semana.

¿Cuál es tu más grande herramienta para procrastinar? ¿o eres de esos tipos raros de escritores que nunca procrastinas?

Jajaja, no, en eso debo de ser muy normalito… Poco disciplinado, siempre soy capaz de encontrar una excusa para no ponerme a hacer lo que debo. Creo que es por eso por lo que me premio con lo del gin tonic del que hablaba antes, un aliciente para ponerme ante el teclado.

¿Como se acomodan a tu horario de trabajo las personas (pareja /hijos/compañero de cuarto) que viven a tu alrededor? 

Más bien soy yo el que se acomoda a ellos, sobre todo a los chavales, demasiado pequeños para comprender que papá tiene que encerrarse a escribir de vez en cuando. Así que, cuando me dejan, a darle a la tecla.

 ¿Estás muy atado emocionalmente al lugar en que te has acostumbrado a escribir? ¿o puedes cambiar sin ningún problema de espacio?

Siempre en mi estudio, al que soy tan fiel como al gin tónic.

 ¿Qué tipo de hardware usas?

Un netbook -que procuro mantener con el wifi desactivado para evitar distracciones-, y libreta y pluma para tomar notas o desatascar situaciones que no terminan de salir adelante.

 ¿Qué tipo de software usas?

Soy usuario de Linux y, por tanto, del software libre. Pero hace algún tiempo probé un programa para escritores, Scrivener, y estoy enganchado a él.

 ¿Qué cambiarías de la forma en que escribes ahora?

La forma creo que va cambiando, evolucionando, de un modo natural, nada premeditado. Lo que sí me gustaría es poder modificar los hábitos, ser más regular. Supongo que algún día lo lograré, pero tampoco es algo que me quite el sueño.

Fin de la entrevista.

NOTA:
Según Kurt Vonnegut estos dos tipos son Swooper y Basher (Rudo y Técnico, según mi libre traducción). A falta en mi arsenal de un significado mejor para estos términos, acudo al deporte de la Lucha Libre que en México los entiende de la siguiente manera.
Los rudos son aquellos luchadores que no dudan en utilizar cualquier tipo de artimañas o trampas para lograr sus objetivos. Son también conocidos como sucios.
Los técnicos  no utilizan trampas ni maniobras ilegales en sus combates, obtienen la victoria en sus combates de manera limpia. Son también conocidos como honestos.

Sobre Ricardo Bosque (tomado del sitio web de Ricardo Bosque)

Nací en Zaragoza en 1964, concretamente en el barrio de Torrero, allí donde se encuentran el cementerio y la cárcel -si bien desde su traslado a Zuera, lo que ahora queda es uno de esos llamados Centros de Inserción Social, el apellidado de las Trece rosas.
En lo académico y personal, crecí feliz, pasé por un colegio -el San Antonio-, dos institutos -el omnipresente Goya y otro que entonces era simplemente el Mixto 8, en la actualidad Felix de Azara- y dos escuelas universitarias -la de Ingeniería Técnica, un fracaso, y la de Empresariales, en la que obtuve el título que nunca he llegado a enmarcar.
En lo literario, debuté en 2000 con la novela El último avión a Lisboa(Editorial Combra). Un año después gané el segundo premio del Concurso de Relatos Cortos Juan Martín Sauras con el cuento Aïcha. Otro de mis relatos fue seleccionado para el libro Relatos cortos para leer en tres minutos Luis del Val. También puse mi granito de arena en el libro colectivo Relatos para el número cien (Mira Editores). En 2007 publiqué mi segunda novela, Manda flores a mi entierro (Mira Editores) y en 2009 tuve el honor de que me incluyeran en la antología La lista negra. Nuevos culpables del policial español(Salto de Página) y publiqué mi tercera novela, Suicidio a crédito (Mira Editores). En diciembre de 2011 se publicó mi primera novela ebook: Cuestión de galones (Literaturas com Libros), formato en el que se han ido reeditando a lo largo de 2012 mis anteriores novelas en la misma editorial.
Y en lo virtual, edito el blog La Balacera, en el que trato de informar sobre la actualidad del género negro -al que soy adicto desde que a los quince años probé un trago de Hammett- y la revista digital Calibre.38, ambos dedicados al género negro.


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