Caminar de 3/4

Jim Morrison, de 3/4
Jim Morrison, de 3/4

Hace unos días me vinieron los recuerdos de mi adolescencia y con ellos la de aquella curiosa forma de  caminar que algunos llamaban de 3/4.

Quienes tuvimos la suerte de ser jóvenes a finales de los 60s y principios de los 70s  en la ciudad de Ensenada podremos recordar algunas de las  conductas de aquellas épocas. Nuestra forma de vestir, hablar o comportarnos tenía características especiales, producto del momento y de la ciudad misma. Aunado a esto tenía una edad en que la moda era importante, en la que ser diferente y único adquiere dimensiones impensables en otras etapas de la vida y que se reflejan en todos y cada uno de nuestros actos, inclusive en nuestra forma de caminar.

El origen de este particular caminadito o su creador, si es que hubo alguno, me son desconocidas. Pero puedo dar fe de que alguna vez la practiqué y la verdad me hacía sentir como torero debutando una tarde de domingo en la Plaza de Toros de las Ventas, en Madrid. Me sentía atractivo, conquistador, objeto de la vista de las muchachas que en aquellos años caminaban por esas calles de Ensenada y claro, objeto de la envidia de los jóvenes que no se atrevían o no sabían caminar de esa forma. Me sentía chingón, pues.

De seguro recuerdas que en aquellas épocas las fotografías en blanco y negro eran algo de uso común. Para solicitar muchos de los trámites oficiales o para otorgarte cualquier credencial que te identificara, las exigían. En las escuelas eran uno de los requisitos indispensables.
En cuanto a la posición del sujeto frente a la cámara, las había de frente, de perfil y de 3/4. En la de frente, tu cara mirando hacia la cámara. En la de perfil, tu cara volteada hacía el lado izquierdo. En la de ¾, tu cara orientada a un punto intermedio entre estas dos posiciones anteriores. En los tres casos, la vista siempre dirigida en la dirección en que se orientaba la cabeza.

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¿Yo escritor?

Maquina de escribir Underwood. ME Cruz.
Máquina de escribir Underwood.

Me gustaría decir que desde mi niñez ocurrió, que siempre lo supe, que fue para mí algo natural como les ha ocurrido a muchos otros. Pero no fue ese mi caso.

Esto de ser escritor se dio de forma totalmente accidental, sin yo imaginarlo siquiera y sin haberlo deseado realmente. Pasaron casi cuarenta años de mi vida sin pensarme capaz de serlo, sin nunca haber imaginado ser participante activo. Muchos años en los que mi contacto con la literatura había sido solamente como lector, como espectador, porque desde temprana edad me ha gustado leer y desde que recuerdo en mi casa ha habido libros, aunque la verdad sea dicha, no todos de literatura.

Pero este estatus exclusivo de lector cambió el día que vi aquel poster en una librería de mi ciudad en el que se anunciaba un curso para escritores. Fue una época en que escribir reportes y documentos en mi trabajo  exigía un cierto nivel de redacción que creía no tener. Que los cursos tendrían como sede La Casa de la Cultura, explicaba aquel anuncio, y daban la fecha de inicio. Tome las referencias, incluido un teléfono y me propuse asistir para aprender a redactar textos de la forma más correcta posible.

Después de algunos intentos fallidos para localizar a los convocantes obtuve por fin los requisitos para ser aceptado, los costos, las fechas y horarios del curso. Las clases se impartían de ocho a diez de la noche lo cual se me acomodaban, el costo era muy accesible, los requisitos de ingreso los reunía. ¿Qué llevo?, algo con que escribir y ganas, me respondieron, así que me presente el primer día de clases con una libreta de taquigrafía, algunas hojas blancas, un lapicero y una pluma de tinta azul.

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Cambiar por piña colada

Bebida Preparada
Bebida Preparada – piña colada

Teníamos que cambiar nuestro comportamiento. Esa fue nuestra conclusión en cuanto empezó a aminorar la maldita cruda, después de aquella tremenda borrachera de la noche anterior. Si, ya con algunas cervezas bien frías y después de haber comido un delicioso caldo de borrego caliente y picoso la vida de ve diferente, se ve mejor. Mi somnolencia me hizo desear que pronto aparezca la noche y  dormir bien. Mañana la cruda será solamente un recuerdo, me cae que si.

La promesa hecha salvo el día de ser una ruina total además que las cervezas y el platillo borrego comprado en el mercado sobre ruedas, aminoraron los arrepentimientos. Y de que hubo cambios como consecuencia del pacto, los hubo. Aunque no fueran los que inicialmente imaginamos.

Es que nuestro comportamiento como bebedores no era el que deseábamos o el que se esperaba de nosotros, personas jóvenes e inteligentes. Como que casi siempre nos excedíamos en  nuestro comportamiento. Y ese casi siempre era para mal.

Por eso nuestra preocupación por cambiar, por hacer algo para que nuestras borracheras fueran mejor, más agradables para nosotros y para nuestros acompañantes en turno. Y quizás con este cambio de rumbo también lograríamos que las crudas morales disminuyeran y ya no provocaran tanto escozor la mañana siguiente. Tu sabes, esas crudas morales que hacen pensar: “..la cagaste, mi buen. Y la cagaste feo”.

En fin, que en aquella plática de dos amigos crudos el día después de habernos embriagado como Vikingos  antes de la batalla, concluimos que algo teníamos que hacer para que nuestras borracheras fueran menos corrientes.
Porque has de saber que cuando estábamos tomados nos daba por sentirnos agredidos y respondíamos violentamente. Nos daba por buscarles pleito a otras personas, para demostrar nuestra bravura y enfatizar el hecho de que a nosotros se nos debía respeto. Y bueno,  has de imaginar acertadamente que esta actitud nos causaba muchas enemistades, sobre todo porque ya borrachos nuestra clasificación de “me agreden” se estrechaba mucho y nos hacía alterar la paz de la fiesta a causa de hechos insignificantes que nuestras mentes magnificaban… y nos declaraban “persona non-grata”  los anfitriones en turno.

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Bienvenidos

Los textos que aquí encontrarás fueron escritos en los años en que he vivido en la ciudad de Tijuana, México.

Los temas son variados y si algo los une, sería la necesidad de expresar todas esas emociones que desatan las historias narradas, reales o imaginarias, y que me es difícil expresarlas por cualquier otro medio que nos sea la escritura. Además de que, como lo dije anteriormente, todos ellos fueron escritos en Tijuana.

Por haber sido creados en esta ciudad del rincón no sería difícil entender que sus gentes, sus costumbres, sus calles, su historia y su violencia actual, definitivamente que han influenciado el material que se presenta.

Aunque sea posible que estas historias no sean del todo falsas, no es menos cierto que en el mismo proceso de escribirlas fueron ya contaminadas-condimentadas con ingredientes muy  mios. Así que no te confundas: aquí no encontrarás más que ésto.